sábado, 2 de octubre de 2010

SE HACE CAMINO AL ANDAR
















Hola de nuevo...he tardado en volver, pero sé que lo entenderéis...he ido muy lejos, he tenido que volver, había que caminar mucho...
Cada uno tiene sus manías. Una de las mías es pisar, de verdad, los lugares a los que voy. Y guardarme una imagen del momento. Mi mirada siempre tiene tiempo de observar por donde piso, el suelo cuenta muchas historias...se te puede erizar la piel viendo esos diminutos azulejos colocados hace siglos, las calzadas, los mármoles, las piedras pulidas perfectamente encajadas en unas épocas en las que los medios eran tan precarios...imaginas las mentes inteligentes, las manos trabajadoras, los talentos artísticos para crear semejante belleza, ese sol ardiendo como fuego, y sin embargo...
Y lo mejor de todo es que cuando rozas la piel, ya no se olvida
Parece que he disfrutado, eh...
Ahora, a cuidar los recuerdos. Y encantada de compartirlos con mi gente, que también dejáis mucha huella en mi caminar.
Empieza la cuenta atrás para la próxima caminata.





5 comentarios:

  1. Hola Nieves, que dure mucho tu viaje. Yo guardo cosas de los lugares que visito, una pizarra de Benasque, arena de la plaza de toros de Ronda, agua del cantabrico, arena de Calblanque, rosas de Ordesa, una rama del Parque de Maria Luisa... luego las miro y recuerdo.
    Un besico.

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  2. Hola Jose, en fin, qué voy a decirte, pues que te alabo el gusto, y que incluso ya el propio ritual que lleva el guardar con mimo lo que recogemos para que llegue sano y salvo, es algo especial, después...buscarles su lugar, a la vista, esperando para reavivar el recuerdo. No te cuento algunas de las cosas que me traigo para no asustarte, ahora, sí te digo una cosa, ese agua del cantábrico...va a haber que echarle un ojo, que si no se ha evaporado, tiene que tener un ecosistema...jaja. Un abrazo

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  3. Había descubierto lo que buscaba, lo que le había traído a Pompeya sin saberlo antes: Gradiva seguía viviendo su existencia aparente del mediodía, hora de fantasmas, y se hallaba sentada ante él, tal como la viera en sueños sobre las gradas del templo de Apolo. Tenia sobre sus rodillas algo blanco que era incapaz de definir, pero parecía una hoja de papiro donde destacaba el rojo esplendor de una amapola.
    W. Jensen, Gradiva (Fragmento)
    Un beso

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  4. Tole! gracias por el fragmento. En algún momento habrá una amapola que guardar entre papiros, estoy segura. Y cuando pase, me acordaré de Pompeya. Un abrazo

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  5. I hope you will add an American city to the itinerary soon!

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