sábado, 30 de julio de 2011

COMO UNA ESTRELLA

IZAR BAT BEZELA, 2011, Pintura de Juankar Cardesin








Había pasado ya un mes desde que el abuelo no estaba, y aún no se había atrevido a abrir la carta que le había dejado, en cuyo sobre ponía: leerla en una noche de verano. Pensó que había llegado el momento, recuperado el sosiego, y subió al rincón favorito de los dos, desde donde les gustaba mirar el cielo por la noche, y su abuelo, que era sabio, le explicaba el significado de las estrellas y de tantas cosas de la vida...



En la carta, el abuelo le confesaba que, ya de joven, se había permitido la licencia de reordenar el firmamento a su manera. Fué bautizando a cada constelación con el nombre de sus personas queridas, según el sentido que para él tenía cada estrella. Así -pensó-cuando tuviera que marcharse lejos, sería una manera de verlos, de mantener vivo lo que cada uno le aportaba. Él también se eligió una, y una noche de verano fué escribiendo a cada uno una nota, donde le dibujaba la figura elegida, y le contaba de la suya, y de cómo encontrarla. Dentro del sobre, en un pequeño papel, se la desvelaba a él también.



Y, finalmente, le escribió:...pronto saldrás a conocer el mundo, a crecer hacia dentro y fuera, a vivir la vida, a desarrollar tu talento. Quizá haya momentos en que te sientas solo, o incomprendido, pero tú debes ser siempre íntegro, auténtico, y cuando quieras compartir alegrías, o penas, o cargarte de energía, podrás hacerlo si tú también reordenas tu firmamento. Incluso podrás elegir qué estrellas son las que identifican las cosas que para tí son importantes...



Y así, aquella fué la noche en la que no durmió, para que a la mañana siguiente todos se encontraran su nota bajo la puerta, y ya amaneciendo dejó la última, en casa de Gradiva, que sabía dirigiría sus pasos pronto hacia la cuna del Renacimiento, y esa sería una forma de acompañarla...